
Escucho mi burbujeante brebaje. Ese maravilloso carbónico vintage sin romper... Ya sabéis, cucharita larga en ristre, vertiendo toda mi tónica premium sin tocar nada. Las cosas bien hechas.
Escucho atenta. Me está diciendo cosas. Al cabo de un rato, ya no le oigo.
En ese preciso instante, me acerco la copa a los labios y una bonita burbuja de carbónico, me explota en el ojo, dejándome ciega por unos instantes.
Creo que era eso mismo lo que trataba de decirme mi gintonic desde su copa el tiempo que lo observaba. "Si te acercas, ocurrirá".
No sé. Supongo que esperaba más. Pero sólo fue una burbuja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario