Nuestro primer cuento...Necesita mejorar...

"No lejos de aquí, discretamente, la Hacedora de Tiempo daba los últimos retoques al último minuto del día. Se alejó un poco para tomar perspectiva respecto a su obra y media sonrisa pícara iluminó su cara. De todos los trabajos que podía realizar, aquél era el que más la divertía. Los segundos la agobiaban con tanto detalle; las horas, los días, los meses y los años no la dejaban disfrutar de las pequeñas cosas. En cambio, los minutos...

Los minutos la dejaban disfrutar de su labor y ponía todo su empeño. Sólo tenía un pequeño problema. Estaba confeccionando un minuto particularmente complicado. Era un minuto de invierno, de un invierno crudo y salvaje, en un pequeña aldea en los altos de un monte innombrable. Pertenecía a un anciano del lugar y la Hacedora del Tiempo, quería que fuera un minuto muy especial. Algo memorable...

De las bocas de la montaña, la Hacedora hizo salir ríos de nieve azulada, bañando los costados de la casa del anciano de un acogedor frío. El cielo lo pintó de tonos pastel, dejando que varios jirones anaranjados se abrieran en las nubes. Y, con el pincel más delicado de su repertorio, cargó el viento de las notas de una canción que hablaba de mundos lejanos. Suavemente, apartó el vaho que empañaba una de las ventanas, para que aquel minuto de belleza se vertiera dentro de la casa...

Aquello, le pareció hermoso, pero no lo suficiente. Tenía que ser muy exigente. Aun le quedaban varios segundos para que ese minuto llegara a su fin. Tal vez, para que todo llegara a su fin. Pensó despacio, había que meditar.

¿Qué podría hacerlo realmente especial? Buscó en lo recóndito de sus creaciones, algo único, irrepetible, que los ojos y el alma, pudieran verlo y sentirlo són una vez en la vida... Puso en marcha todas sus herramientas, consultó todos sus libros...El trabajo se la estaba acumulando. Estaba dedicándose por entero a ese minuto, y el resto del mundo parecía pararse...

Pero por fin encontró la solución, y suspiró mientras perdía la mirada en el infinito como sólo ella podía hacer. ¿Cómo si no hacer único aquel instante del anciano, que tanto había vivido?, pensó mientras sacaba de un gran arcón una paleta que hasta entonces no había usado.

El viejo miró el cielo reflejado en la nieve que abrigaba su casa. Azul, naranja, blanco, madera, música... los ojos se desbordaron de tanta felicidad. Pero antes de que pudiera verter una sola lágrima, notó cómo su cuerpo cambiaba de repente y se convertía en una mariposa*...”

*Nota de los autores: El final, se podía mejorar...está en vuestras manos el cambiarlo...